El filipino, de 35 años, mostró que aún tiene boxeo para soltar durante 12 explosivos episodios y aunque sin propinar nocaut, aguantó un ritmo frenético de pelea.
Pacquiao recuperó el cetro Welter de la Organización Mundial de Boxeo, que había perdido frente a Bradley en junio del 2012, en una polémica decision dividida.
Esta vez los jueces vieron ganar a Pacquiao 116-112 por parte de dos jueces y el tercero 118-110.
Un veredicto muy similar al del ex réferi Joe Cortez, analista de ESPNDeportes.com, quien consideró que Pacquiao (56-5-2) 116-112.
Un total de 15,601 personas con boleto pagado presenciaron en el MGM Grand Arena de Las Vegas, a dos púgiles que desde el principio salieron a pelear, a dar lo mejor de sí y que intercambiaron el dominio del combate casi hasta los episodios finales.
Sin embargo, pareció que a partir del noveno asalto, Pacquiao estableció más condiciones, latimó a Bradley, quien en ese capítulo y antes en el segundo y quinto episodios parecía perder el equilibrio.
Pero siempre se recuperó, aunque sin mayor potencia en sus golpes; de los que buena cantidad de derechazos entraron limpios al rostro de Pacquiao.
Ahora el filipino y sus promotores sólo esperarán a definir su siguiente rival, aunque en la semana de la pelea reconoció que gustaría de un quinto combate contra Juan Manuel Márquez. Sin embargo, después de la gran pelea que brindaron Pacquiao y Bradley tampoco habrá que descartar un posible tercer enfrentamiento mútuo.
PELEAN A TOPE AMBOS PÚGILES
Bradley (31-1) intentó ignorar los abucheos que recibió, pero era evidente que por dentro la presión era grande para un campeón mundial que reconoció pensar hasta en el retiro después de ganarle de manera polémica a Pacquiao en el primer enfrentamiento.
Para el primer asalto quiso moverse, atacar de manera tímida, ante un Pacquiao que esperaba, iba para atrás y lanzaba su latigazo, como ha acostumbrado toda su carrera.
Parecía como que el filipino quería reconocer el poder de los golpes de su enemigo.
Para el segundo asalto, la gente comenzó a vibrar con un ataque de Pacquiao que pareció poner en mal estado a Bradley o al menos a incomodarle.
Sin embargo, Bradley recuperó terreno para el final del asalto y también se lanzó al frente, en un gran intercambio de ambos, aunque más efectivo de Pacquiao.
El tercero de nueva cuenta comenzó con un par de izquierdazos de Pacquiao que por poco derriban al oponente, quien tiraba golpes, pero no parecían lastimar.
El público se prendió rápido en franco reconocimiento a ambos boxeadores, que salieron a pelear sin perder tiempo.
En el cuarto, Bradley conectó hasta entonces sus golpes más potentes en el rostro de Pacquiao; la primera vez en contragolpe y ambas con derecha a la mejilla izquierda.
En el quinto la situación fue similar, Pacquiao castigó a Bradley, quien de nueva cuenta parecía perder el equilibrio, sostenido por las cuerdas, antes de recuperar y tratar de atacar.
Pero Manny seguía machacando arriba y abajo, hasta que alcanzó a sentir otro derechazo entre pómulo y ojo del entonces campeón mundial. En ese punto, los dos púgiles bajaron un ritmo que parecía imposible de sostener por 12 episodios.
Para el séptimo round, la pelea estaba más cerrada que nunca; Pacquiao sufría para encontrar la manera y alcanzar a conectar con potencia a Bradley, quien seguía metiendo la derecha a placer.
El estadounidense ajustó desde dos episodios antes, en los que intentó atacar temprano para evitar castigo del filipino. Sin embargo, en ese séptimo round, Pacquiao parecía que encontraba en una esquina a Bradley, quien intercambió combinaciones después de escapar al castigo rival.
La gente ya gritaba de pie, en un combate que cumplía con lo prometido por los peleadores y eran premiados con ovaciones. Era evidente que Pacquiao parecía que aprendió la lección de su derrota frente Juan Manuel Márquez, en su anterior presentación en el mismo escenario. Entraba muy precavido cuando tenía arrinconado a Bradley.
De cualquier manera, recibía en contragolpe de Bradley a la cara, la que parece que Pacquiao cada vez tiene más problemas para defender.
En el noveno asalto, cuando Bradley lucía mejor, un potente cañonazo del filipino hizo que Bradley casi se derribara; las piernas se le doblaron y la cuerdas lo salvaron.
Pacquiao en ese momento era dueño absoluto del round y de la gente que ingresó a la función. Bradley terminó el capítulo de manera increíble, aunque denotaba cansancio y mucho castigo, con la mirada un tanto perdida.
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